¡Oh
Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tanto tabernáculos del
mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a visitaros y adoraros. Yo os
ofrezco mi pobre corazón, deseando que todos sus latidos sean otros tantos de
amor y adoración. Vos, Señor, estáis siempre en vela bajo las especies
Sacramentales, vuestro amor misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar
por los pecadores.
¡Oh Jesús amantísimo!, ¡Oh Jesús solitario!, haced mi corazón cual lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor. Vela ¡oh centinela Divino!, vela por el mísero mundo, por los sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario... donde vives en la soledad y el silencio de la noche.
Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el Corazón Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo. Amén.
Fdo. Cristóbal Aguilar.