Un fariseo se asombra de que Jesús no se lava antes de comer
LXXXIII 1. Y un fariseo le rogó que comiese con él y Jesús entró.
2. Y el fariseo meditó entre sí cómo Jesús
no se lavaba
antes de la comida.
3. Mas el Señor le dijo: Vosotros, los
fariseos, el exterior
del plato y del vaso limpiáis.
4. Mas vuestro interior está lleno de
iniquidad.
5. ¡Oh, necios! ¿Quién hizo lo de fuera no
hizo también
lo de dentro?
6. Mas dad limosnas y todo os será limpio.
Los fariseos se escandalizan viendo comer a los apóstoles sin lavarse las manos
LXXXIV 1. Y estando en Jerusalén, varios escribas y fariseos
vieron que los discípulos comían pan sin antes lavarse las manos.
2. Y dijeron a Jesús: ¿Cómo es que tus
discípulos
transgreden las tradiciones?
3. Porque no se lavan las manos cuando comen
pan.
4. Mas Jesús,
contestando, les
dijo: ¿Y por qué vosotros transgredís el mandato de Dios con
vuestra
tradición?
5. Porque Jesús dijo: Honra padre o madre y
muera quien los
maldiga.
6. Mas vosotros decís: Quinquiera que dijese
al padre o la
madre: es ofrenda mía ante Dios aquello con que pudiera valerte,
no viene
obligar a honrar a sus padres, ni conocerlos.
7. Y así habéis violado el mandato de Dios
con vuestra
tradición.
8. Porque los fariseos y todos los judíos,
si no se lavan
mucho las manos antes, no comen.
9. Y cuando vienen de la calle, no comen si
no se lavan.
10. Y lavan asimismo los vasos, y los
jarros, y los lechos.
11. ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros
Isaías.
12. Cuando dijo: Este
pueblo me
honra con sus labios, mas su corazón está lejos de mí.
13. Y en vano me honran enseñando doctrinas y
mandamientos
humanos.
14. Porque con la tradición humana habéis
invalidado los
mandamientos divinos.
15. Y llamó a sí a las gentes, y dijo: Oíd y
entended.
16. No lo que entra en la boca contamina al
hombre.
17. Y sus discípulos llegaron y le dijeron:
Los fariseos se
han ofendido oyendo tus frases.
18. Mas él contestó: Toda planta que no
plantó mi Padre
celestial será desarraigada. Déjalos.
19. Porque son ciegos que guían a otros
ciegos. Y todos caerán
en el hoyo.
20. Y Pedro le pidió: Explícanos esta
parábola.
21. Y Jesús contestó: ¿No
entendéis vosotros tampoco?
22. Que cuanto entra en la boca va al
vientre y es expulsado.
23. Mas lo que sale de la boca sale del
corazón y esto sí
contamina al hombre.
24. Porque del corazón salen los malos
pensamientos y las
muertes.
25. Y los adulterios y fornicaciones, y los
robos, y las
blasfemias, y los falsos testimonios.
26. Y esto es lo que contamina al hombre.
27. Mas comer pan sin
lavarse las
manos no contamina.
Jesús atiende a una mujer sirio fenicia
LXXXV 1. Y fue Jesús de allí a Tiro y Sidón.
2. Y una mujer cananea, que era gentil, y de
raza
sirofenicia, clamaba, diciendo:
3. Señor, hijo de David, ten piedad de mí.
4. Porque mi hija está poseída de un
demonio.
5. Mas él no contestó. Y llegando sus
discípulos, le
dijeron: Despídela.
6. Porque viene clamando detrás de nosotros.
7. Y él contestó, y dijo: Yo no soy enviado
sino para las
ovejas descarriadas del predio de Israel.
8. Mas ella vino y le adoró, diciendo:
Señor, óyeme.
9. Y él dijo: No está bien quitar el pan de
los hijos para
dárselo a los perros.
10. Mas ella contestó: Señor, los perros
comen de las migas
que caen de la mesa de sus amos.
11. Y Jesús contestó: Mujer, grande es tu
fe. Hágase como
lo pides.
12. Y su hija quedó curada en aquel
instante.
Jesús cura a un sordomudo
LXXXVI 1. Y dejando los términos de Tiro, vino por Sidón al mar
de Galilea, en mitad de las tierras de Decópolis.
2. Y le trajeron un sordomudo y le pidieron
que le impusiese
la mano.
3. Y lo separó de las gentes y le puso los
dedos en los oídos,
y escupió, y tocó su lengua.
4. Y mirando al cielo, dijo: Ephatha,
que significa:
Ábrete.
5. Y se abrieron sus oídos y se soltó su
lengua y hablaba.
6. Y le dijo que no lo contasen, mas cuanto
más lo decía,
lo publicaban más.
7. Y decían admirados: Todo lo hace bien.
8. Porque hace oír a los sordos y hablar a
los mudos.
Jesús y la samaritana
LXXXVII 1. Y Jesús vino a una ciudad de Samaria, que se llama
Sichar.
2. Y Jesús se sentó junto a la fuente de
Jacob, que está
en la posesión que dio Jacob a su hijo José.
3. Porque estaba cansado del camino. Y era
como la hora
sexta.
4. Y una mujer de Samaria vino a sacar agua.
Y Jesús dijo:
Dame de beber.
5. Y dijo la samaritana: ¿Cómo siendo tú
judío me pides
de beber a mí, que soy samaritana?
6. Porque los judíos no se tratan con los
samaritanos.
7. Y Jesús respondió, y le dijo: Si tuvieses
el don de
Dios y supieses quién es el que te dice dame de beber, tú pedirías
de
él el agua viva.
8. Y la mujer dijo: Señor, hondo es el pozo,
y tú no
tienes con qué sacar. ¿En dónde, pues, tienes el agua viva?
9. ¿Eres tú más que nuestro padre Jacob, que
nos dio este
pozo del que él bebió, y sus hijos, y sus ganados?
10. Respondió Jesús y dijo: Todo el que bebe
esta agua
volverá a tener sed.
11. Mas quien beba el agua que yo doy no
tendrá sed nunca.
12. Porque el agua que yo le dé será un agua
que brote
eternamente.
13. Y le dijo la mujer: Señor, dame esa
agua, para que no
tenga sed, ni venga acá a sacarla.
14. Y dijo Jesús: Ve,
busca a tu
esposo y ven con él.
15. Y la mujer contestó: No tengo esposo.
16. Mas dijo Jesús: Bien dijiste. Porque
cinco esposos has
tenido y el que ahora tienes no es tu esposo.
17. Y dijo la mujer: Señor, me pareces
profeta.
18. Nuestros padres adoraron en este monte y
los judíos
dicen que es en Jerusalén donde hay que orar.
19. Y dijo Jesús: Créeme, mujer, que llega
la hora en que
ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
20. Vosotros adoráis lo que no sabéis y
nosotros lo que
sabemos, porque la salvación viene de los judíos.
21. Mas viene la hora de adorar al Padre en
espíritu y en
verdad.
22. Porque así quiere el Padre que lo
adoren.
23. Dios es Espíritu, y
los que lo adoran en espíritu y
verdad es preciso que lo adoren.
24. Mas dijo la mujer: Sé que ha de venir el
Mesías, que
dicen el Cristo.
25. Y cuando venga nos
aclarará
todas las cosas.
26. Y le dijo Jesús: Yo lo soy, que te
hablo.
27. Y en esto llegaron sus
discípulos,
y se asombraron de verlo hablando con una mujer.
28. Mas ninguno le dijo: ¿Qué hablas con
ella?
29. Y la mujer dejó su cántaro, y fue a la
ciudad, y dijo a
los hombres:
30. Venid y veréis un hombre que me ha dicho
cuanto he
hecho.
31. ¿No será éste el
Cristo?
32. Y salieron de la ciudad y vinieron a él.
33. Mientras tanto, los
discípulos
le decían: Maestro, come.
34. Y él les dijo: Yo tengo una comida que
comer que
vosotros ignoráis.
35. Y los discípulos se
decían:
¿Le habrá traído alguien de comer?
36. Mas Jesús les dijo: Mi comida es que
haga la voluntad
del que me envió y ejecute su obra.
37. ¿No decís vosotros: cuatro meses faltan
para la siega?
38. Pues yo os digo: Alzad los ojos y ved
las regiones que ya
están a punto para la siega.
39. Y el que siega cobra salario y recoge
fruto para vida
eterna.
40. Y para que gocen el que siembra y el que
siega.
41. Porque en esto no miente el dicho: Que
uno siembra y otro
recoge.
42. Yo os envío a segar lo que no
labrasteis.
43. Porque otros labraron y vosotros vais a
entrar en sus
labrantíos.
44. Y muchos de la ciudad creyeron en él,
por la palabra de
la mujer, que decía: Me ha dicho cuanto he hecho.
45. Y vinieron los samaritanos, y le
pidieron que se quedase
allí, y estuvo otros días.
46. Y muchos otros creyeron por su palabra.
47. Y decían a la mujer: Ya no creemos por
lo que tú has
dicho.
48. Sino porque lo hemos
oído, y
sabemos que es en verdad el Cristo, salvador del mundo.
Jesús cura en Jerusalén a un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años
LXXXVIII 1. Y llegadas las fiestas de los judíos, fue Jesús a
Jerusalén.
2. Y allí hay una piscina que se llama
Bethsaida y que tiene
cinco pórticos.
3. Y en ellos había muchos enfermos, ciegos,
cojos y paralíticos,
que estaban esperando el movimiento del agua.
4. Porque un ángel del Señor descendía cada
cierto tiempo
y movía el agua.
5. Y el primero que entraba en el agua,
después que se movía,
quedaba curado de la enfermedad que padeciese.
6. Y había allí un hombre que llevaba
treinta y ocho años
enfermo.
7. Y Jesús lo vio tumbado y supo que hacía
mucho que
estaba enfermo.
8. Y le dijo: ¿Quieres curar?
9. Mas él le contestó: Señor, no tengo quien
me meta en
el estanque cuando el agua se revuelva.
10. Y antes que yo llegue, otro ha entrado.
11. Mas Jesús le dijo: Levántate, toma tu
lecho, y anda.
12. Y el hombre se alzó, y tomó su lecho, y
se fue curado.
Y era aquel día sábado.
13. Y los judíos dijeron a aquel hombre: Es
sábado, no te
es lícito llevar esa carga.
14. Y dijo él: Quien me curó me dijo: Toma
tu lecho, y
anda.
15. Y ellos le preguntaron: ¿Quién te dijo:
Toma tu lecho,
y anda?
16. Mas él no sabía quién fuese, porque
Jesús se había
separado de allí.
17. Y luego lo encontró Jesús en el templo, y
le dijo:
Sanado eres.
18. Pero no peques más, no te ocurra algo
peor.
19. Y el hombre fue y dijo a los judíos que
era Jesús quien
lo había curado.
20. Y los judíos perseguían a Jesús, porque
hacía estas
cosas en sábado.
21. Y Jesús les contestó: Yo obro cuando
obra mi Padre.
22. Y los judíos lo persiguieron más
entonces.
23. Porque quebrantaba el sábado y llamaba a
Dios su Padre,
igualándose a él.
24. Mas Jesús les contestó: En verdad, en
verdad os digo
que nada puede el Hijo hacer, si no es lo que viese hacer al
Padre.
25. Y todo lo que él hace,
lo
hace el Hijo también.
26. Porque el Padre ama al Hijo, y le
muestra cuanto hace, y
más obras le mostrará, para que os maravilléis.
27. Y así como el Padre vivifica a quienes
quiere, así el
Hijo también a los que quiere da vida.
28. Porque el Padre a nadie juzga, sino que
todo el juicio
dio al Hijo.
29. Para que los hombres
honren al
Hijo como habían de honrar al Padre.
30. Y quien no honra al
Hijo, no
honra al Padre, que lo envió.
31. Y en verdad os digo
que quien
oye mi verbo y cree tiene vida eterna.
32. Y no será condenado, sino que pasará de
la muerte a la
vida.
33. Porque ésta es la hora en que los
muertos oirán la voz
del Hijo de Dios y los que oigan vivirán.
34. Y así como el Padre tiene vida en sí
mismo, dio poder
al Hijo de tener en sí mismo vida.
35. Y le dio potestad de
juzgar,
en cuanto es el Hijo del hombre.
36. Mas no os asombréis, porque viene la
hora en que los que
están en las tumbas oirán su voz.
37. Y los que obraren bien resucitarán en la
vida y los que
no resucitarán a la condenación.
38. Nada hago por mí: Como
oigo,
juzgo.
39. Y mi juicio es justo, porque no es según
mi voluntad,
sino según la voluntad de mi Padre.
40. Si yo testimoniase de mí, mi testimonio
no sería
verdadero.
41. Mas otro testimonia de mí y su
testimonio verdadero es.
42. Porque enviasteis a Juan y atestiguó la
verdad.
43. Mas yo no tomo testimonio del hombre.
44. Sino que os digo esto para que os
salváis.
45. Porque él era antorcha ardiente que
alumbraba.
46. Pero yo tengo testimonio mayor que el de
Juan.
47. Porque las obras que el Padre me dio
para que cumpliere
atestiguan que el Padre me ha enviado.
48. Y quien me envió me testimonia.
49. Nunca oísteis su voz
ni visto
su parecer.
50. Ni tenéis su palabra en vosotros, porque
no creéis a su
enviado.
51. Investigad las Escrituras.
52. Porque en ellas creéis tener la vida
eterna y ellas dan
testimonio de mí.
53. Y si no queréis venir a mí, no tendréis
vida.
54. Mas no recibo gloria de los hombres,
porque os conozco y
sé que no amáis a Dios.
55. Porque he venido en nombre de mi Padre y
no me aceptáis.
56. Y si otro viene en su
propio
nombre, a ése recibiréis.
57. ¿Cómo podáis creer? Porque aceptáis la
gloria humana
y no buscáis la que viene de Dios.
58. No he de acusaros ante
el
Padre. Porque os acusará Moisés, en quien esperáis.
59. Pues si creyeseis en
Moisés,
creeríais en mí.
60. Porque yo soy de quien él escribió.
61. Y pues que no creéis
en sus
escritos, ¿cómo habéis de creer en mis palabras?
Nuevo milagro de los panes y los peces. Jesús aconseja a sus discípulos guardarse de la mala levadura de los fariseos
LXXXVIX 1. Y otra vez llegáronse a él muchas gentes.
2. Y Jesús reunió a sus discípulos, y dijo:
Me da lástima
esta gente que me sigue con perseverancia hace tres días.
3. Porque no tienen qué comer y no quiero
despedirlos en
ayunas, para que no desmayen en el camino.
4. Y dijeron los discípulos: ¿De dónde
sacaremos, pues
que estamos en el desierto, pan para hartar a tanta multitud?
5. Y Jesús preguntó: ¿Cuántos panes tenéis?
6. Y ellos contestaron: Siete, y unos pocos
pececillos.
7. Mas Jesús mandó a las gentes recostarse
en tierra.
8. Y tomó los panes y los peces, y dio
gracias, y los
repartió a sus discípulos, y ellos a la gente.
9. Y todos comieron y se hartaron, y aún
sobraron siete
espuertas llenas.
10. Y eran los que comieron cuatro mil
hombres, sin contar
las mujeres y los niños.
11. Y los despidió, y
embarcó, y
vino a tierra de Magdalá.
12. Y sus discípulos se habían olvidado de
coger panes, y
no tenían más que un pan en la barca.
13. Y él les dijo: Guardaos de la levadura
de los fariseos y
de la levadura de Herodes.
14. Mas ellos disputaban
entre sí
y decían: No tenemos pan.
15. Y Jesús los oyó y les dijo: ¿Por qué
decís que no
tenéis pan?
16. ¿Aún está tan endurecido vuestro corazón
que no ven
vuestros ojos ni oyen vuestros oídos?
17. ¿Acaso no recordáis? Cuando partí los
cinco panes
entre cinco mil, ¿cuántos canastos sobraron? Y ellos dijeron:
Doce.
18. Y cuando fueron siete panes entre cuatro
mil, ¿cuántas
espuertas sobraron? Y ellos dijeron: Siete.
19. Y él les dijo: ¿Cómo no entendáis que no
os hablaba
de pan, sino de la levadura de los fariseos y de los saduceos?
20. Y entonces comprendieron que no les
hablaba de la
levadura de pan, sino de la doctrina de los saduceos y fariseos.
Jesús interroga a sus apóstoles
XC 1. Y Jesús vino a la comarca de Cesárea Filipense.
2. Y allí interrogó a los discípulos: ¿Quién
dicen los
hombres que es el Hijo del hombre?
3. Y unos dijeron: Juan el Bautista.
4. Y otros: Elías. Y otros: Jeremías, o
alguno de los
profetas.
5. Y él les dijo: ¿Quién decís vosotros que
soy yo?
6. Y contestó Simón Pedro: Tú eres el
Cristo, el Hijo de
Dios vivo.
7. Y Jesús dijo: Bienaventurado eres, Simón
Barjona.
8. Porque no te lo reveló carne ni sangre,
sino mi Padre,
que está en los cielos.
9. Y te digo que tú eres Pedro y sobre esta
piedra edificaré
mi iglesia.
10. Y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella.
11. Y te daré las llaves del reino de los
cielos, y lo que
ates y desates en la tierra será atado y desatado en el cielo.
12. Y mandó a sus discípulos que no dijesen a
nadie que él
era el Cristo.
13. Y entonces comenzó a decirles que le
convenía ir a
Jerusalén.
14. Y padecer de los ancianos y de los
príncipes de los
sacerdotes y ser muerto, y resucitar al tercer día.
15. Y Pedro le llamó aparte, y le increpó,
diciéndole: Señor,
ten compasión de ti, y que esto no te acontezca.
16. Mas Jesús se volvió a Pedro y le dijo:
Vete de mí,
Satanás, no me escandalices.
17. Porque no entiendes lo que es de Dios,
sino lo que es de
los hombres.
18. Y convocando a sus discípulos, les dijo:
Si alguno
quiere seguirme, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
19. Porque quien quiera salvar su vida la
perderá, y quien
la pierda por mi causa la hallará.
20. Porque, ¿de qué sirve
al
hombre conseguir todo el mundo y perder su alma?
21. ¿Qué recompensa dará
el
hombre por su alma?
22. Porque el Hijo del hombre vendrá con los
ángeles en la
gloria de su Padre, y dará a cada uno según sus obras.
Transfiguración de Jesús
XCI 1. Os digo en verdad que algunos de los que aquí están no
gustarán la muerte sin que hayan visto al Hijo del hombre venir en
su
reino.
2. Y después de seis días, Jesús llevó a
Pedro, y a
Jacobo, y a Juan, su hermano, y los condujo a lo alto de un monte.
3. Y se transfiguró ante ellos, y su rostro
se hizo
resplandeciente como el sol, y sus vestidos tan blancos como nadie
en la
tierra los puede hacer.
4. Y he aquí que Moisés y Elías se
aparecieron, y hablaban
con él.
5. Y Pedro dijo: Señor, bien será que
elevemos aquí tres
tabernáculos.
6. Uno para ti, y uno para Moisés, y otro
para Elías.
7. Y aún hablaba cuando he aquí que una nube
de luz les
cubrió.
8. Y una voz del cielo dijo: Este es mi hijo
dilecto, en el
que me complazco; oídio.
9. Y los discípulos, oyendo esto, cayeron de
bruces, con
gran temor.
10. Mas Jesús, llegando,
les
dijo: Levantaos, y no temáis.
11. Y levantando sus ojos, no vieron a
nadie, más que a Jesús.
12. Y descendiendo del
monte les
dijo Jesús: No digáis a nadie esta visión, hasta que el Hijo del
hombre
resucite de entre los muertos.
13. Y los discípulos preguntaron: ¿Por qué
dicen los
escribas que es preciso que Elías venga primero?
14. Y respondiendo Jesús,
les
dijo: En verdad, Elías vendrá primero y restablecerá todas las
cosas.
15. Mas yo os digo que
Elías vino
ya, y no le conocieron, sino que hicieron con él cuanto les plugo.
16. Así también el Hijo del hombre padecerá
de ellos.
17. Y los discípulos comprendieron que les
hablaba de Juan
Bautista.
18. Y llegándose a las
gentes,
vio que unos escribas disputaban con ellos.
19. Y viendo la gente a
Jesús, se
espantó, mas corrió a saludarle.
20. Y Jesús les preguntó: ¿De qué
disputabais?
Los fariseos aconsejan a Jesús que se vaya. Curación de un lunático
XCII 1.
Y los fariseos llegaron a Jesús, diciéndole: Vete, porque Herodes
quiere
matarte. Mas él dijo: Es menester que hoy y mañana y pasado
camine,
porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.
2. Y un hombre llegó en esto y se le
arrodillé.
3. Y clamaba, diciendo: Señor, ten
misericordia de mi hijo
único, que es lunático.
4. Y padece mucho, y unas veces cae en el
fuego, y otras en
el agua.
5. Y lo he llevado a tus discípulos y no lo
han podido
curar.
6. Y Jesús exclamó: Generación infiel y
perversa, ¿hasta
cuándo te sufriré? Traédmelo.
7. Y lo trajeron, y el espíritu al ver a
Jesús se conturbó.
8. Y cayó por tierra echando espumarajos.
9. Y Jesús preguntó a su padre: ¿Cuándo le
ocurrió
esto? Y dijo el padre: Desde niño.
10. Y muchas veces lo echa en el fuego o en
el agua para
perderlo.
11. Mas, si algo puedes, ten misericordia, y
socórrenos.
12. Y dijo Jesús: Si puedes creer, todo al
que cree le es
posible.
13. Y el padre clamó:
Creo.
14. Mas ayúdame en mi
incredulidad.
15. Y viendo Jesús que la gente se
amontonaba, conminó al
espíritu inmundo.
16. Y le dijo: Espíritu mudo y sordo, sal y
no vuelvas a él.
17. Y el espíritu salió,
clamando. Y él quedó como muerto, y muchos lo creían muerto.
18. Mas Jesús, tomándole la mano, lo hizo
levantar.
19. Y el mozo fue curado y volvió con su
padre.
20. Y todos admiraron la grandeza de Dios.
21. Mas los discípulos lo llamaron aparte, y
le preguntaron:
¿Por qué no pudimos expulsarlo nosotros? Y él les dijo: Por
vuestra
incredulidad.
22. Porque en verdad os digo que, si
tuvieseis fe, aunque no
fuese mayor que un grano de mostaza, diríais a un monte: Muévete, y
se
movería, y nada os sería imposible.
23. Mas este género de
demonios sólo
sale con oración y ayuno.
Los exactores exigen a Jesús el tributo de las dos dracmas
XCIII 1. Y estando en Galilea les dijo Jesús: El Hijo del hombre
en manos de los hombres será entregado.
2. Y será muerto y resucitará al día
tercero.
3. Y ellos no comprendían estas palabras.
4. Mas tenían miedo de preguntarle y se
entristecían.
5. Y viniendo a Cafarnaum, los que cobraban
las dos dracmas
llegaron a Pedro.
6. Y le dijeron: ¿Vuestro maestro no paga
las dos dracmas?
Mas él dijo: Sí.
7. Y entrando en casa, les dijo Jesús: ¿Qué
te parece, Simón?
8. Los reyes de la tierra ¿de quién cobraban
los tributos:
de sus hijos o de los extraños?
9. Y dijo Pedro: De los extraños. Y dijo
Jesús: Luego los
hijos son libres.
10. Mas, por no escandalizarlos, ve al mar y
echa el anzuelo.
11. Y agarra el primer pez que veas, y abre
su boca y hallarás
un estatero.
12. Y dáselo por ti y por
mí.
Jesús dice a sus discípulos quién es mayor en el reino de los cielos
XCIV 1. Y Jesús preguntó a sus discípulos: ¿De qué
hablabais?
2. Porque yendo de camino disputaban sobre
quién era entre
ellos el mayor.
3. Y llegaron a Jesús y le dijeron: ¿Quién
es el mayor en
el reino de los cielos?
4. Y Jesús llamó a un niño y lo puso entre
ellos.
5. Y dijo: En verdad os declaro que, si no
fuereis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos.
6. Quien se humille como este niño es el
mayor en el reino
de los cielos.
7. Y quien quisiere ser el mayor será, en el
último día,
el más pequeño.
8. Y quien reciba en mi nombre a un niño así
a mí me
recibe.
9. Mas quien escandalizase a uno de estos
niños que creen
en mí más le valdría colgarse al cuello una piedra de amolar y
hundirse
en lo profundo de los mares.
Jesús aconseja no impedir a los que hagan milagros en su nombre
XCV 1. Ydijo Juan: Maestro: ¿Qué haremos con los que en tu
nombre expulsen demonios? ¿Se lo prohibiremos?
2. Mas dijo Jesús: No se lo prohibáis.
3. Porque quien haga milagros en mi nombre
no puede hacer
mal, si habla de mí.
4. Quien no es contra nosotros está con
nosotros.
5. ¡Ay del mundo por los escándalos! Porque
es preciso que
vengan escándalos, mas ¡ay de aquel por quien vienen!
6. Por eso, si tu mano o tu pie te son
ocasión de escándalo,
córtatelos.
7. Porque preferible es entrar cojo o manco
en la vida que
ir con manos y pies al fuego eterno.
8. Y si por tu ojo te pudieres escandalizar,
sácalo.
9. Porque mejor te es entrar tuerto en la
vida, que ir con
tus ojos a la gehenna ardiente.
10. Allí donde el fuego no se apaga, ni
muere el gusano.
Parábola del pecador arrepentido y de los noventa y nueve justos
XCVI 1. Mirad de no despreciar a uno de estos pequeños.
2. Porque os digo que los ángeles de los
cielos ven siempre
la faz de mi Padre, que está en los cielos.
3. ¿Qué os parece? Si un hombre tuviese cien
ovejas, y se
le perdiese una, ¿no iría, dejando las noventa y nueve, por montes
y
desiertos, a buscar a la extraviada?
4. Y si la hallase, se congratularía.
5. Y juntaría a sus vecinos y amigos,
diciendo:
Felicitadme, que mi oveja perdida ha sido encontrada.
6. Porque en verdad os digo que más se goza
de encontrar
aquélla que de las noventa y nueve que no se extraviaron.
7. Y es voluntad de vuestro Padre, que está
en los cielos,
que ni uno solo de estos pequeños se pierda.
8. Y ¿qué mujer que teniendo diez dracmas
perdiese una
sola no encendería luces y la buscaría?
9. Y en hallándola, llamaría a sus amigas y
vecinas, diciéndoles:
Felicitadme, porque he hallado la dracma que había perdido.
10. En verdad os digo que hay más gozo en el
cielo por un
solo pecador que hace penitencia, que por noventa y nueve justos
que no
la hacen.
Parábola del hijo pródigo
XCVII 1. Y díjoles: Un hombre tenía dos hijos.
2. Y el más pequeño dijo a su padre: Padre,
dame la parte
de hacienda que me pertenece. Y él les repartió la hacienda.
3. Y el hijo menor juntó todo, y se fue a
una comarca
lejana.
4. Y allí malgastó su hacienda viviendo
viciosamente.
5. Y cuando todo lo hubo consumido, vino una
gran hambre en
aquella provincia, y se encontró falto de todo.
6. Y fue a un ciudadano de aquella tierra, y
él lo envió a
que apacentase los puercos.
7. Y quería comer de las algarrobas de los
puercos, mas no
se las daban.
8. Y dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi
padre tienen
sobra de pan, mientras yo aquí estoy hambriento!
9. Iré a mi padre, y le diré: Padre, he
pecado contra el
cielo y contra ti.
10. Y no soy digno de ser llamado tu hijo,
mas hazme como uno
de tus jornaleros.
11. Y vino a su padre. Y su padre lo vio de
lejos, y movido a
misericordia, corrió a él, y lo abrazó y besó.
12. Pero el hijo le dijo:
Padre,
yo he pecado contra el cielo y contra ti, y soy indigno de ser tu
hijo.
13. Entonces el padre dijo
a sus
siervos: Sacad el mejor vestido y vestidlo.
14. Poned en sus manos anillos, y calzado en
sus pies.
15. Y traed el becerro grande, y matadlo. Y
hagamos comida, y
fiesta.
16. Porque mi hijo, muerto era, y ha
revivido; se había
perdido, y es hallado.
17. Y empezarán a festejar. Y viniendo cerca
de casa el hijo
mayor, que estaba en el campo, oyó música y ruido de danzas.
18. Y preguntó a un siervo que qué era
aquello, y él le
dijo: Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro
grande, porque
ha llegado salvo.
19. Y se incomodó, y no
quería
entrar. Mas su padre salió, y le rogaba que viniese.
20. Y él decía a su padre: He aquí que te
sirvo hace
tantos años, y nunca he desobedecido tus mandatos.
21. Y nunca me has dado un
cabrito
para solazarme con mis amigos.
22. Mas viene este tu hijo, que ha gastado
su hacienda con
mujerzuelas, y has matado para él el becerro grande.
23. Y el padre le dijo:
Hijo, tú
estás siempre conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
24. Mas hoy era preciso hacer fiesta y
regocijarnos.
25. Porque tu hermano muerto era, y ha
revivido; se había
perdido, y es hallado.
Jesús aconseja perdonar los pecados setenta veces siete veces
XCVIII 1. Si tu hermano pecare contra ti, ve y repréndelo, pero a
solas.
2. Porque si te oyese, habrás ganado a tu
hermano. Mas si
no te oyese, toma uno o dos para que te sean testigos.
3. Y si aún no te oyese, acude a la iglesia,
y si aún no
oyese a la iglesia, tenlo por pecador y publicano.
4. Yo os digo en verdad que cuanto atéis en
la tierra será
atado en el cielo.
5. Y que cuanto desatáis en la tierra será
desatado en el
cielo.
6. Os digo, además, que si dos de vosotros
se acordasen en
la tierra, todo lo que pidiesen les será concedido por mi Padre,
que está
en los cielos.
7. Y Pedro, llegándosele, dijo: Señor,
¿hasta cuántas
veces he de perdonar a mi hermano? ¿Hasta siete?
8. Y dijo Jesús: No siete veces, sino
setenta veces siete
veces.
Parábola del rey que hizo cuentas con sus siervos
XCIX 1. El reino de los cielos es semejante a un hombre que era
rey, e hizo cuentas con sus siervos.
2. Y le fue presentado uno que le debía diez
mil talentos.
3. Mas no pudiendo pagar, mandó el rey
venderlo, y a su
mujer, y a sus hijos, con cuanto poseía, para cobrarle.
4. Y el siervo, de rodillas, le rogó,
diciendo: Señor, ten
paciencia y yo te lo pagará todo.
5. Y el señor tuvo misericordia, y soltó a
aquel siervo, y
le perdonó la deuda.
6. Mas saliendo este siervo, halló a un
consiervo suyo, que
le adeudaba cien denarios.
7. Y agarrándolo, lo apretaba, diciéndole:
Págame lo que
me debes.
8. Y el consiervo, postrándose, le rogaba:
Ten paciencia
conmigo, y te lo pagaré todo.
9. Mas él no quiso y lo puso en la cárcel,
hasta que
pagase la deuda.
10. Y los demás consiervos se
entristecieron, y fueron al señor
y le contaron lo que pasaba.
11. Y llamándolo su señor, le dijo: Siervo
malvado: toda tu
deuda te perdoné, porque me suplicaste.
12. ¿Por qué no tuviste misericordia de tu
consiervo, como
yo la tuve de ti?
13. Y lo entregó a los verdugos, hasta que
pagase cuanto debía.
14. Y así hará con
vosotros mi
Padre celestial, si no perdonáis en vuestros corazones las ofensas
de
vuestros hermanos.
Jesús habla del matrimonio y de la castidad
C 1. Y Jesús se marchó de Galilea y vino a Judea, al otro
lado del Jordán.
2. Y muchos lo seguían y los curaba.
3. Y los fariseos llegaron y le decían, para
tentarlo:
4. ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer
por cualquier
causa?
5. Mas él les contestó: ¿No habéis leído que
quien los
creó en el principio varón y hembra los creó?
6. Y dijo: El hombre dejará padre y madre, y
serán dos en
una carne sola.
7. Lo que Dios unió no puede el hombre
separarlo.
8. Y dijéronle: ¿Por qué entonces mandó
Moisés dar
carta de repudio, y divorciarse?
9. Y él les dijo: Por la dureza de vuestro
corazón os
permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, mas en el principio
no fue
así.
10. Y os digo que el que
repudiase
a su mujer, no siendo por causa de fornicación, si se casase con
otra,
adultera.
11. Y el que se casare con la repudiada,
adultera.
12. Y dijéronle los discípulos: Si esto es
así, no
conviene casarse.
13. Y él les contestó: No es dado a todos
comprender estas
palabras.
14. Porque hay eunucos que nacieron así del
vientre de su
madre.
15. Y eunucos que son
hechos por
el hombre.
16. Y hay quienes a sí
mismos se
castraron, por el reino de los cielos.
17. Quien sea capaz de
serlo así,
séalo.
Los fariseos murmuran de que Jesús reciba a publicanos y pecadores
CI 1. Y le fueron llevados muchos niños, para que les
impusiese las manos y orase sobre ellos.
2. Y como los discípulos reprendiesen a
quienes los
llevaban, dijo Jesús: Dejad que los niños vengan a mí.
3. Porque de ellos es el reino de los
cielos.
4. Y les impuso las manos, y oró.
5. Y muchos publicanos y pecadores se le
acercaban y lo oían.
6. Y murmuraban los fariseos y escribas,
diciendo: recibe a
los pecadores y publicanos y come con ellos.
7. Y después de esto, Jesús se fue y andaba
por Galilea.
8. Y no quería ir por Judea, porque sabía
que los judios
intentaban ajusticiarlo.
Parábola del viñador
CII 1. Y algunos que había por allí, le contaron de los
galileos, cuya sangre había mezclado Pilatos en sus sacrificios.
2. Y dijo Jesús: ¿Pensáis que porque esos
galileos hayan
sufrido esas cosas serán más pecadores que todos los galileos?
3. No; mas antes si no os arrepintieseis,
pareceréis todos
igual.
4. ¿Creéis que los dieciocho sobre los que
cayó la torre,
en Siloé, eran más pecadores que los demás de Jerusalén?
5. No; y si no hicieseis penitencia,
pereceréis lo mismo.
6. Y dijo esta parábola: Un hombre tenía en
su viña
plantada una higuera. Y vino por sus frutos y no los tenía.
7. Y dijo al viñador: Tres años llevo
viniendo a buscar
fruto en esta higuera y no lo encuentro nunca.
8. Córtala; pues ¿por qué ha de ocupar la
tierra?
9. Mas dijo el viñador: Señor, déjala este
alio, hasta
que la trabaje y la abone.
10. Y si hace fruto, la dejas, y si no, la
cortas luego.
Jesús cura en la Sinagoga a una mujer enferma
CIII 1. Y un sábado enseñaba en la Sinagoga.